Eva Piwowarski analiza la televisión que se viene a partir de la puesta en marcha de la red de polos tecnológicos audiovisuales que buscan federalizar la producción de contenidos y pretenden configurar un nuevo modelo productivo, social y comunicacional.
La Argentina es el cuarto exportador de formatos de televisión del mundo. Sin embargo, como bien lo expresa el coordinador general del Consejo Asesor de TV Digital, Osvaldo Nemirovsci, sólo cuatro empresas productoras palermitanas dominantes en el mercado producen la mayoría de los contenidos. La distorsión no acaba con la “nacionalización” de la producción palermitana, sino que incluye la invisibilidad casi absoluta del resto del país en Buenos Aires. Sólo a veces, el interior aparece pero en forma de noticia catástrofe o violenta, paisaje turístico o exótico, para la observación extrañada del publico porteño. Detengámonos un momento a pensar en el verdadero drama cultural que significa para un país tan extenso y diverso como el nuestro que el relato dominante sea formulado por la forma de pensar, de actuar, de manifestarse de una ínfima elite radicada en el barrio de Palermo. ¿Es posible sostener sin rubores que desde allí sólo pueda definirse la Argentina? No parece ser sustentable en términos culturales ni económicos ni políticos.